15 de enero de 2018

¿Qué echaría de menos?

Hace ya un tiempo Marta del blog La libreta Roja lanzó un tema para todos aquellos que tenemos un blog y vivimos en Alemania, el tema era nombrar aquellas cosas que echaríamos en falta de este país si ya no viviésemos aquí.

El plazo acabó en noviembre, así que voy con bastante retraso, pero me gustó tanto la idea que voy a dejaros esas 11 cosas que yo echaría de menos de Alemania. Sí, 11, vivo en Colonia, para mí ya no hay otro número posible.


1 - La tranquilidad.

Me gusta ese concepto de Ruhezeit que tienen los alemanes. Que a partir de las 10 de la noche haya silencio y calma. Por lo general todo el mundo suele respetarlo y para mí es un lujo poder dormir en verano con la ventana abierta sin que ningún “cabestro” me despierte en mitad de la noche gritando estupideces.

Al principio se hace raro que las ferias callejeras cierren a esa hora, así que muchas veces nos quedábamos sin ver todos los puestos. Pero esto es tan solo acostumbrarse a los horarios. Ahora en lugar de quedar a las 9 de la noche, quedamos a las 6.

No hay nada como adaptarse.


2 - Los perros no son el mal.

Yo no tengo perro, pero he vivido varios meses con uno y de vez en cuando me lo quedo y me encanta poder ir con él a todas partes. En Alemania puedes entrar con un perro a los restaurantes, a las tiendas y al metro, de hecho no hay que pagar billete por ellos y sí por la bici.

Me gusta el concepto que se tiene de que es un animal de compañía, no un ser destructivo que se va a comer las camisetas de las estanterías de las tiendas o se va a hacer pis en el metro.

Hay algunos sitios a los que no pueden entrar como a los supermercados, edificios del gobierno y a los turcos y Mc Donald, pero ya está. Sabiendo eso puedes salir un día de casa sin tener que preocuparte por el perro, te lo llevas contigo y listo.


3 - El Pfand.

En España mis padres siempre reciclaron por lo que el reciclaje en sí no es algo que extrañaría, pues es algo que seguiría haciendo pero el Pfand si que lo echaría de menos. Me encanta eso de acumular botellas y que luego te den dinero por ellas.


La verdad es que no entiendo como no lo han puesto en España.

Gracias a este concepto las calles alemanas están mucha más limpias pues hay gente que se dedica a recolectar todas esas botellas “olvidadas”.



4 - Cenar pronto y que no me miren como a un bicho raro.

Me gusta cenar temprano. Odio irme a la cama con el estómago lleno y como me suelo acostar temprano esta costumbre alemana me viene genial.

En España siempre cenaba a partir de las 9. Al principio de venir a Alemania lo adelanté a las 8.30 pero hace un tiempo que nos ponemos a hacer la cena a las 7 y cuarto de la tarde.

Así que para cuando me voy a dormir ya he hecho la digestión y duermo mucho mejor.


5 - La Navidad alemana.

Siempre me gustó esta época del año pero en Alemania tiene un algo especial. Los mercados de Navidad, las luces, la decoración, el frío. No sé, hay algo mágico que fascina.


Me encantan los Rauchermann, los cascanueces, comer Flammlachs recién hecho y chocolate caliente en los mercados de Navidad con la bufanda bien enrollada, el gorro hasta las orejas y que el calor de la taza traspase los guantes y te caliente el cuerpo entero.


6- El paso de las estaciones.

En España tenemos verano o invierno. Los árboles están verdes o sin hojas. En Alemania el paso de las estaciones es visible y los paisajes de otoño, con todos los árboles en diferentes tonos de amarillo es simplemente precioso.

En primavera Alemania se llena de color. Cuando comienza el buen tiempo los supermercados se inundan de flores y tierra y no hay casa con balcón de la que no cuelguen geranios o alguna otra flor.

En verano todo se mantiene verde hasta que poco a poco los árboles van tornándose amarillos hasta que pierden sus hojas.

El paisaje parece muerto pero unos meses después unos pequeños brotes comienzan a salir y la vida regresa en un estallido de color.

Lo único que no echaría de menos es la extrema alergia que tengo durante toda la primavera. Horrible.



7- Poder ir en bici a todas partes y que la gente las respete.

Casi siempre.

En España nunca me atreví a moverme con este vehículo pero en Alemania es lo más normal. Van al trabajo, de paseo o a hacer los recados en ella. Se mueven así y me encanta. El transporte público es bastante caro así que la opción de la bici es mucho más atrayente que ir andando.


Los carriles bicis suelen estar bastante bien, y tanto los coches como los peatones los respetan.


8- Las barbacoas.

Siempre me ha dado la sensación de que en Alemania se disfruta mucho más el verano. Hay tan pocos días soleados y de calor que cuando un día sale así no se te pasa por la cabeza quedarte en casa. Todo el mundo sale a los parques y las barbacoas crecen como setas.


9- La naturaleza en la ciudad.

No sé si será que he tenido suerte, pero en todas las casas en las que he vivido en Alemania, tanto en Colonia como en Berlín he tenido un parque más o menos cerca, a quince minutos de distancia como máximo. Parques con árboles, hierbas y florecillas. No hay cemento o baldosas, el suelo es de hierba y tierra.

Algunos de ellos no eran muy grandes pero aún así resultan un remanso de paz dentro de las grandes urbes y es algo que agradezco muchísimo.

En la zona de España de la que vengo eso es imposible de ver y es algo que me encanta de este país.


10- El alemán.

Pues sí, echaría de menos hablar alemán. Me encanta este idioma y la facilidad con la que se pueden crear palabras nuevas y conceptos.

Siempre hay algo nuevo que aprender.


11- El reto.

Me gusta vivir en el extranjero por el reto que supone tener que desenvolverte en un país con un idioma y cultura diferentes.

Gracias a esas experiencias aprendes que no todo lo que habías aprendido en tu país es correcto, pero tampoco tienes que integrar todas las tradiciones o formas de hacer las cosas de tu país de acogida. El mundo está lleno de grises y el reto está en saber cuándo ceder, cuando aceptar y cuando solo hay que entender y adaptar.

Y eso es lo bonito, nunca vas a aburrirte de tu vida, cuando pienses que ya estás integrado, siempre llegará algo que te trastoque los planes.



(# Hay otra cosa más que echaría de menos, pero como solo puedo decir 11 la pongo entre paréntesis. Echaría de menos la facilidad que tenemos para conocer el resto de Europa. Se encuentra en el centro del continente y es mucho más sencillo hacer una escapada desde aquí a Amsterdam o a París que desde España).


Desde que vivo en el extranjero pienso que tendría que ser obligatorio que todo el mundo viviese al menos seis meses en un país diferente. Lejos del confort que nos proporcionan la familia y los amigos. Es duro, eso está claro, pero uno no sabe lo fuerte que es hasta que no se ve en la situación de tener que comunicarse de alguna manera con el resto de personas que le rodean.

Vivir lejos de nuestra zona de confort no es sencillo pero me alegro mucho de haber escrito esta entrada para darme cuenta de la gran cantidad de cosas que echaría en falta si me fuese de Alemania. Si me pudiese a pensar más, seguro que podría escribir algunos extras más.


¿Qué echarías vosotros de menos de Alemania o de vuestro país de acogida?

¡Un saludo!


9 comentarios:

  1. Irene, coincido contigo en casi todas! Lo de cenar pronto, es que me encanta, jeje y que se respete el silencio también. Son pequeñas acciones que hacen que me sienta genial por estas tierras... y bueno, lo de ir en bici a todas partes, es un auténtico lujazo. Yo en España para ir al trabajao necesitaba el coche y además no moverme nada, era malísimo para el medio ambiente y para mi bolsillo! jeje Un saludo!

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    1. ¡Buenas, Roseta!
      La verdad es que lo de poder ir en bici a todas partes está genial, tanto por el ahorro como por salud.

      ¿Añadirías algo más?

      ¡Un saludo!

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  2. Buenas, Marta. Muchas gracias a ti por comenzar la iniciativa.

    Seis meses no es mucho tiempo, pero aún así es lo suficiente como para poder acostumbrarse al nuevo sitio y adaptarse un poco a la gente y las costumbres.
    Al principio me reía de los alemanes cuando salían al parque con un pequeño rayo de sol, pero después de haber pasado unos cuantos años aquí me uno a ellos y disfruto de esos pocos días. En España tenemos tanto sol que no lo sabemos valorar, aquí ese día no puedes quedarte en casa, no sabes cuando va a volver a estar soleado.

    ¡Un saludo!

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  3. Pues así a bote pronto añadiría que echaría muchísimo de menos:

    - la gran cantidad de ensaladas que lleva la gente para acompañar a la carne en una barbacoa. Yo estaba acostumbrada a la ensaldad mixta, la ensalada de pasta y poco más... y aquí he descubierto una realidad paralela: Karroten-Rohkost, Griechischesalat, Paprikasalat, Brokkolisalat, Sichtsalat, Kartoffelnsalat, Gurkensalat...

    - la facilidad de poder ir al médico antes o después del trabajo, es decir a las 8 de la mañana o a las 5 de la tarde, sin necesidad de darle explicaciones a tu jefe sobre la cita. También me encanta poder elegir tus médicos y cambiarlos si no te gustan.

    - los veranos suaves, ya que en Extremadura, hay semanas en las que el verano es un infierno

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  4. Hace años en España se llevaban las botellas de vidrio a la tienda y te devolvía el dinero. En Madrid llamaban a la botellas «los cascos». No sé por qué dejó de hacerse. Creo que antes sin tanta publicidad e historia se reciclaba más que ahora, no te envolvía nada en plástico y las mujeres iban a la compra con sus propias bolsas.
    Enhorabuena por tu blog.

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    1. Buenas, Araceli. Yo no llegué a vivir lo de los cascos, pero me resulta familiar.
      Es verdad eso que dices que desde que se hace más publicidad se utiliza mucho más plástico. Deberíamos de regresar a esa época en la que cada uno llevaba sus bolsas y las botellas se devolvían, se ahorraría muchísimo material.

      ¡Un saludo!

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  5. Lo que más envidia me da es lo de Ruhezeit, porque si hay algo que odio es la gente que va con la música a todo volumen en el coche...y no veas el "gusto" que da cuando estás estudiando o enferma y se paran debajo de tu ventana.
    Y en el norte si tenemos primavera y otoño!!

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    1. Buenas, C. Conozco eso de que la gente vaya con el coche a todo volumen. La casa de mis padres está en el camino de una zona de marcha a otra y viven en un bajo.
      En Alemania también existen los "solidarios" de música en el coche, no te creas, pero se oyen mucho menos. Hace unos días nos cruzamos con uno de ellos, pero fue de lo más curioso, pues en lugar de tener la canción del momento estaba escuchando "La cabalgata de las Valkirias" a todo volumen.

      ¡Un saludo!

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  6. ¡Hola Irene! A mí también me gusta que los perros puedan entrar en muchas tiendas y restaurantes. Creo que hay gente que tiene miedo, pero más por desconocimiento. Y no hacen nada. Entran tan a gusto y se tumban a los pies de su dueñ@. Si no, tendría que quedarse en casa, sólos, o en la calle... Muy fan de este tipo de iniciativas :) Un saludo!

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